Llegará un momento donde la IA sea tan perfecta que será imposible (o al menos muy difícil) distinguir un humano de una máquina.
Las llamadas comerciales o de soporte serán bots con una voz tan humana que no sospecharás ni un instante de su humanidad, mientras al otro lado solo hay una máquina siguiendo un guion. El que te vende las entradas del cine y la cena del McMenú también será una voz humana detrás de un altavoz. Le darás las gracias y le desearás un buen día. Pero en realidad será una IA haciendo su trabajo.
Así con todo. O casi todo.
En realidad no será tan distópico como parece. Al final, la intención detrás de incluir IA en todo es facilitar, agilizar y mejorar la calidad de un servicio.
Nadie implementa IA en su negocio para empeorarlo o para joder al cliente.
Entonces…
¿Qué papel ocupa la humanidad en un mundo de máquinas?
Habría que reformular la pregunta.
¿Qué papel ocupa la humanidad en un mundo de máquinas diseñado para los humanos?
Pues el papel protagonista en mundo con una mejor calidad de vida, acceso a nuevas oportunidades laborales, abaratamiento en producción, etc. Un escenario donde las máquinas producen más, a bajo coste y de manera más eficiente. Si todo sale bien, es un win win.
Por eso vivimos una época crítica donde las acciones de hoy determinarán el impacto de la IA en el futuro.
Si todo sale bien, tu vecino robot será majo y te ayudará a sacar la basura.
Si sale mal, tu vecino robot será ruidoso, borde y hará reformas de madrugada.
A ver qué pasa.