La palabra «imaginación» viene del sustantivo en latín imaginatio (representación, idea, ilusión) que a su vez viene de imago (retrato, semejanza, aparición, idea…)
Es decir, que imaginación viene de imagen. Etimológicamente hablando.
Y en un sentido etimológico, imaginar es la «acción» o «proceso» de manifestar algo en tu cabeza, como una imagen.
Porque imaginamos en imágenes.
El poder de nuestra imaginación visual es mucho más potente que la imaginación auditiva, táctil u olfativa.
Por eso las imágenes que creamos en un soporte real, virtual o físico son, en cierto sentido, una forma de hacer realidad nuestra imaginación.
Es literalmente eso.
Pero plasmar en una imagen aquello que imaginas no es tarea fácil. Necesitas un dominio profesional de herramientas y técnicas gráficas para reproducir eso que tienes en la cabeza. Un expertise que, en los más dotados, se tardan décadas de duro entrenamiento en conseguir y días de trabajo en aplicar.
El común de los mortales no tenemos esta capacidad (ni tiempo), por lo que debemos conformarnos con escribir nuestros sueños en una libreta al despertar, sabiendo que olvidaremos esas imágenes tan maravillosas fruto de nuestra imaginación.
Entonces llega la IA generativa de imágenes, y lo cambia todo.
Ahora, esas anotaciones de sueños en la libreta de tu mesita de noche se pueden convertir en una imagen, con un simple clic.
Con ese texto siendo el prompt de tu sueño.
Imagina lo que sería tener una libreta de sueños… en imágenes. Piénsalo por un momento.
Ahí lo dejo.